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InCUBAdora
 
 

Un puñado de empresarios extranjeros decidió apostarle a Internet en Cuba. Fidel acepta la idea, pero a su manera.
   

 
Redacción Punto-com 25/1/2001 11:06 EST
   
       
 
 
 
Robert Sajo fue uno de los primeros entrepreneurs en montar un site comercial en Cuba.
 
El diseñador, Aram Hazim, de 29 años, ha ganado premios y ha podido vender su trabajo por fuera de Cuba gracias a Internet.
 
Stephen Marshall, un británico de 32 años, está desarrollando 30 páginas web en sociedad con empresas del gobierno cubano.
 
Pedro Urra, director de Infomed, fue uno de los primeros cubanos en entender la importancia de Internet para la isla.
 
 
 
Una red en pañales
Contacto de Cuba con el resto del mundo.
 
Estos son algunos de los sites que se han desarrollado en Cuba en los últimos años. Con excepción de Infomed, han sido iniciativa de entrepreneurs extranjeros, pero todos han contado con apoyo oficial.
 
 
 
 
 
 
___________
 
Solo para unos pocos
 
 
 
Febrero 2001
Los retos de educ.ar

Vía libre al B2B

Anclado a la red

Margarita, ¡al teléfono!

Fábrica de soluciones

   
 

Aram Hazin ha logrado lo que muy pocos en Cuba: romper las barreras del comunismo, presentarle su arte al mundo por Internet y vendérselo a varios de los íconos más representativos del capitalismo. O por lo menos eso cree. El joven diseñador de 29 años trabaja en un modesto barrio habanero donde lo visitan ejecutivos que dicen representar a gigantes del mundo capitalista. "Aunque nunca se sabe realmente quiénes son", dice. Hace unos meses terminó dos avisos para Sony que supuestamente habrían de colgar en Times Square. Aram nunca supo si se colgaron o si el señor era de Sony; supo que le pagaron 5.000 dólares, una porción minúscula de lo que le pagarían a cualquier diseñador estadounidense, pero mucho más de lo que le darían en Cuba. Y eso es lo único que realmente le importa. 
 
Aram dice tener un estilo muy "new yorkish" que es totalmente desaprovechado en un mercado tan pequeño y con parámetros tan rígidos. Por eso decidió darlo a conocer por fuera de Cuba. Y no le ha ido nada mal. Además de las ventas, ha participado en dos concursos online de diseño con resultados positivos. Hace un año, según él, ganó el primer premio en uno organizado por un museo de Nueva York, y quedó cuarto en otro de una firma de software.
 
Todo eso no hubiera sido posible si no es porque Cuba está dando pasos importantes en el tema de Internet, gracias al empuje de un reducido grupo de entrepreneurs que han logrado penetrar la maraña burocrática y un tanto escéptica de la isla para desarrollar varios proyectos en la red.
 
El primero es Robert Sajo, un carismático húngaro-canadiense de 55 años, quien ha sido el mayor impulsor de Internet en la isla. Sajo llegó a Cuba por primera vez como turista en 1994, acompañado de Lana, su esposa rusa, quien ya había vivido ahí durante un matrimonio pasado. Al empezar a mezclarse con empresarios cubanos, Sajo encontró que existía una gran curiosidad hacia el tema de Internet y reconoció la inmensa oportunidad que suponía la falta de conectividad nacional.
 
Para este entonces, Sajo trabajaba como consultor promoviendo la inversión de países árabes en el mercado canadiense. Vio que Cuba también necesitaba inversión extranjera y que existían iniciativas que buscaban fomentar esa inversión.
 
Según Sajo, él hizo exactamente lo que hay que hacer cuando uno encuentra una posibilidad de negocio en Cuba: fue directamente al gobierno. Y encontró en su historia personal el anzuelo perfecto para atraer el interés del gobierno cubano. Su padre, Geza Sajo, fue un filósofo húngaro que desarrolló una teoría sobre la dualidad de la verdad. Con ella y con historias sobre los tiempos en que su padre estudiaba con Albert Einstein, logró conquistar al "Oído de Fidel". Es decir, a Jesús Montané, un consejero de Castro cuyo apodo ilustra su importancia en el sistema político de la isla.
 
Con influencias como ésta, Sajo se fue ganando la confianza de la sociedad cubana y logró que le aprobaran un piloto para su primer proyecto de Internet: Cubaweb.cu, un portal que brindaría información sobre Cuba al exterior. En términos de contenido, ya contaba con Business Tips for Cuba -una publicación que buscaba informar a los extranjeros sobre las posibilidades de negocios que había en la isla- y con Granma, el periódico oficial. Pero el apoyo del gobierno fue marginal, pues aparentemente todavía existía algo de escepticismo con respecto a la utilidad de este medio para sus intereses. Entonces Sajo se las arregló para hacer el hosting de su página desde Canadá. Primero, llevándose todo el contenido y montándolo a Internet desde allá, y luego -una vez que tuvo acceso a un servidor cubano-, montándolo desde la isla.
 
¿Cómo convenció al gobierno de que Internet era necesaria? En febrero de 1996, cuando Cuba derribó dos aviones privados que según las autoridades sobrevolaban su territorio, se puso en evidencia lo que Internet podría hacer por Cuba. La única fuente donde se podía leer el punto de vista cubano internacionalmente era en la página del Granma, en Cubaweb.cu. Ese día la página tuvo tantas visitas que se cayó el servidor.
 
En noviembre de 1999 Sajo vendió ICC -la holding de Cubaweb- a una empresa canadiense que, según el empresario húngaro, cuenta con el time share más grande del Caribe dentro de sus proyectos. A cambio recibió 100.000 dólares en efectivo y un paquete de acciones en el proyecto del time share que espera adquieran un valor superior a los 700.000 dólares. Esta suma es modesta comparada con las transacciones que se han estado llevando a cabo en otras partes de América Latina. Pero Sajo asegura: "Esto está bien para mis necesidades, y mi intención en Cuba nunca ha sido la de hacer sumas exorbitantes de dinero".
 
Sajo dice que las razones que lo llevaron a hacer negocios en Cuba van mucho más allá de haber encontrado en la isla una evidente necesidad de vincularse a Internet y una buena disponibilidad por parte de los empresarios. "Lo que encontré realmente es un sitio con las condiciones perfectas de una incubadora". Encontró un inmenso capital humano, capacitado en el área de informática y tecnología: actualmente hay más de 20.000 graduados de programas de postgrado relacionados con esta área. Encontró un gobierno que, entendiendo los beneficios que este medio le podía traer en su comunicación con el mundo, estaba dispuesto a facilitar todo lo que estuviera a su alcance, y que estaba interesado en el know how, la infrastructura y la capacitación que estas iniciativas pudieran proveer para su gente.
 
Encontró que la protección que le brindaba estar fuera de los radares del mundo capitalista era invaluable. Inclusive la que para muchos es tal vez la desventaja más obvia de hacer negocios en un sitio como Cuba, el limitadísimo acceso a capital de riesgo, Sajo la considera como una de sus  más fuertes ventajas. Ser descalificado por los vcs estadounidenses por el simple hecho de hacer negocios en Cuba, forzaba un compromiso real de alcanzar rápidamente la rentabilidad. Los costos de operación eran bajos, lo cual suponía una inversión más moderada. Y el hecho de no tener que competir en velocidad de crecimiento y conquista de mercado con un sinnúmero de compañías, permitía concentrarse en una estrategia enfocada en utilidades.    
 
Después de vender su primera companía de Internet, Sajo decidió, junto con Hugo Emili (otro prominente extranjero en el mundo del Internet en Cuba), utilizar el espacio que se habían abierto dentro de la economía cubana para incubar a Webhotels Inc., un ambicioso proyecto que según sus fundadores revolucionará la industria hotelera a nivel mundial. Sajo y Emili están desarrollando un sistema mediante el cual se puedan integrar la Extranet, la Intranet y la Internet de los hoteles, lo que permitirá mejorar los sistemas de administración y marketing y les facilitará a los huéspedes el acceso a la red. Con tal sistema, los huéspedes podrán acceder a toda clase de información acerca de servicios, restaurantes, eventos y sitios turísticos desde la pantalla de televisión en su cuarto. El hotel, por su parte, recibirá inmediatamente toda la información que requiera del huésped, sin necesidad de formularios. El sistema se complementará con una smart card que será entregada a cada huésped y con la cual se le podrá abonar todo lo que consuma directamente a su cuenta.
 
Su socio cubano en esta iniciativa es Servitec, productor de software en Cuba. Extranjeros, tienen a Rycon Inc., Wireless lan Support, Web2U, Consortium Silicon Island, y Smart Card e-Solutions, entre otros. Los detalles sobre la instalación del sistema bordean lo inverosímil. Gracias a una tecnología desarrollada por Rycon Inc. la red puede ser superpuesta al cableado de teléfonos ya existente. Esto hace que el tiempo aproximado de instalación sea de tan sólo cinco días. Con tan bajos costos parecería absurdo no intentarlo.
 
Ya tienen firmado un contrato con el Hotel Victoria en La Habana para instalar su primer sistema completo a finales de enero de 2001, y están en negociaciones con una importante cadena hotelera europea. Cuando se les menciona el capital de riesgo, Emili asegura que no lo han necesitado para nada por ahora, y que sólo será necesario cuando tengan que desarrollar la campaña de marketing por fuera de Cuba. "Para entonces -dice Sajo- ya habremos terminado de desarrollar el producto y probado la tecnología, y estaremos operando en aproximadamente 15 hoteles. He ahí la ventaja de incubarse en Cuba".    
Hugo Emili, el socio de Sajo, había incursionado en el espacio de Internet en Cuba antes de involucrarse en Webhotels. Su Compañía de Emprendimientos Argentinos estaba asociada con Servitec en Cuba Online, un portal que comercializa productos cubanos. Cuba Online tiene cerca de 250.000 visitas semanales, pero sus ingresos no superan los 4.000 dólares por mes, producto de algunas ventas al exterior. "Irónicamente para estos tiempos de embargo -dijeron a Punto-com oficiales de Cuba Online- el 78 por ciento de las compras proviene de Estados Unidos". Los socios esperan que los ingresos lleguen este año a 60.000 dólares mensuales.
 
 
E-COMMERCE ISLEÑO
Otra iniciativa importante que está teniendo lugar en el mundo de Internet en Cuba es CCW.cu (http://www.ccw.cu/), una tienda de servicios b2b que está desarrollando Softel, la empresa de software del Ministerio de Informática y Comunicaciones cubano, desde hace dos años. Softel nació hace 15 años en un intento del entonces Ministerio de Cibermecánica, Electrónica e Informática de empezar a desarrollar aplicaciones de software y hardware para las distintas industrias cubanas.
 
CCW.cu es la única iniciativa de comercio b2b en línea que existe hoy en día en Cuba. Sin embargo, ccw.cu no ha realizado todavía ninguna transacción, pues aún no existe una infraestructura bancaria que permita efectuar los pagos pertinentes.
 
Además de CCW.cu Softel creó Dimensión W junto con la compañía británica Primeras Inversiones Internacionales S.A., para promover la integración de las empresas cubanas al ámbito de Internet (un enabler). La presencia de Primeras Inversiones Internacionales marca la entrada de otro extranjero a la pequeñísima élite de Internet en Cuba: Stephen Marshall, un británico de 32 años que está en medio de una agresiva campaña para adueñarse no sólo del espacio de los enablers sino del b2c dirigido a la comunidad internacional.
 
En conjunto con Softel, Marshall está desarrollando por lo menos 30 páginas web que serán lanzadas durante el primer trimestre de este año. Según Camilo Sánchez, alto directivo de Softel, estos 30 proyectos han significado una inversión conjunta de 3,5 millones de dólares.
Pero su primer proyecto, y quizás el más significativo en términos de ganancias es GoCuba.com, un sitio donde se pueden planear viajes completos a la isla desde cualquier parte del mundo. Según dijo Marshall al New Times de Miami, GoCuba alcanzaba a acumular más de 120.000 dólares al mes en reservas de avión.
 
El modus operandi de Marshall -que representa una compañía extranjera asociada con una estatal- es distinto al de Sajo y Emili, que se asociaron directamente con el gobierno a través del Ministerio de Informática y Comunicaciones. Es decir, este último no sólo actúa como órgano regulador, sino que se convierte en el holding de las empresas. De alguna manera, estos emprendedores se asimilan al régimen socialista y hacen empresas propiamente cubanas.
 
 
Con sabor cubano
Pero ni Sajo, ni Emili ni Marshall existirían, probablemente, si no es por Infomed, la primera incursión que se hizo en Cuba hacia el espacio cibernético. En 1991, mucho antes de que Internet fuera una realidad, se creó una red para intercomunicar a los médicos de todo el territorio nacional. A raíz de la suspensión de subsidios a Cuba por parte de la Unión Soviética, la comunidad médica se encontró con que no tenía cómo financiar muchas de las publicaciones que los mantenían informados. Basados en la primitiva experiencia de correo electrónico que les había proporcionado Bitnet -una red académica de cobertura mundial previa a Internet- el Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas decidió que era más lógico buscar una solución electrónica que tratar de sostener las costosas publicaciones existentes.
 
Utilizando tecnologías tan básicas como módems de 2.400 kb, los médicos se pusieron en la labor de construir una red nacional de correo electrónico. Se instalaron en el sector de la ciudad donde menos se iba la luz  y, con dos computadores con procesadores de 486 K, establecieron su primer servidor. Su conexión con el resto del mundo se hacía a través de GreenNet en Inglaterra. 
 
Con un sector de salud que reclamaba cada vez más dinero y atención, Pedro Urra -el actual director de Infomed- y su equipo contaban con sólo 10.000 dólares que habían sobrado de un proyecto anterior. Pero en 1993 se formó un grupo de colaboradores en los Estados Unidos llamado USA Infomed. Su objetivo era reunir computadoras usadas y otros recursos de hardware para donar a Infomed Cuba. Simultáneamente, consiguieron un grant extrapresupuestario de las Naciones Unidas por 350.000 dólares para construir la primera red. Conscientes de lo ventajosa que era una red como ésta para su gestión, empezaron la labor de convencer al gobierno de lo importante que era conectarse a la naciente red de Internet. "Aunque al principio había sus temores ya que éste era un tema que no se conocía, después de varias charlas con ministerios y agencias, el gobierno nos dio su apoyo", dice Urra.
 
Hoy, Infomed es un recurso indispensable para la comunidad médica cubana. Además de conectar a la mayoría de los centros médicos del país y actuar como canal de distribución de varias publicaciones, ha ayudado a dar presencia internacional a médicos cubanos. Así mismo ha establecido, a través de Medic.com, una estrecha relación con médicos y académicos norteamericanos. Gracias a Infomed, Urra fue invitado a conformar un panel de 15 expertos que organizó el Secretario General de las Naciones Unidas, para hacer una estrategia de IT para zonas en desarrollo.  
 
 
Los problemas de fondo
Como en todo lo que tiene que ver con Cuba, existe una fuerte polémica en el exterior en torno de la forma como se está tratando el tema de Internet. Hay quienes ven en en este medio un vehículo de democratización, pues se han abierto espacios de comunicación y oportunidades para los cubanos que antes eran consideradas imposibles. Tal es el caso de Aram Hazim, y el de muchos otros cubanos que han tenido su primer contacto con el mundo gracias a Internet.
 
Hay quienes, por el contrario, acusan al régimen de censura y restricción de acceso. Uno de ellos es Taylor C. Boas, del Carnegie Endowment for International Peace. Boas alega que Internet está altamente regulada por el gobierno y que sólo tendrá un impacto significativo en aquellos sectores en los que beneficie directamente al régimen. Lo que Boas  critica es que Internet sólo sea accesible a empresas, órganos educativos y selectas instituciones, sitios que según los críticos, se prestan para monitorear el uso de la web y cerciorarse de que sólo se utilice en apoyo de la "revolución".
 
Juan Fernández González, director de la Comisión de Comercio Electrónico del Ministerio de Informática y Comunicaciones, dice que sí existen restricciones, pero aclara que éstas no tienen que ver con la censura sino con las prioridades del gobierno. Según él, "Cuba no le teme ni a Internet ni a ningún intercambio de ideas. Lo que no se puede permitir es que [quien tenga o no acceso] se determine con base en quien tenga o no dólares y pueda pagar".
 
Fernández dice que aunque hoy en día sólo existen alrededor de 40.000 cuentas de acceso completo en toda la isla, hay muchas más personas que tienen acceso a correo electrónico. "La única razón para esto -afirma- es que el correo requiere mucho menos ancho de banda que la conexión completa". Y explica que, debido a que la conexión de Cuba con el exterior siempre ha sido satelital, el costo de incrementos en ancho de banda sería muy alto.
 
En cuanto al monitoreo de las cuentas de correo electrónico, Pedro Urra lo niega rotundamente y alude a los cientos de spams con mensajes "anti-revolución" provenientes del exterior que inundan las cuentas de Infomed. 
 
Aunque se han estado adelantando iniciativas para llevar Internet a la comunidad, como los Joven Clubs del Partido Comunista -donde los jóvenes tienen acceso a Internet y reciben clases de informática-, o la de llevar buzones electrónicos a las 1.000 oficinas de correo postal que existen en Cuba, es muy difícil determinar qué criterio está usando el gobierno para otorgar acceso a Internet.
 
Y no es cuestión de equipos, pues según el diseñador Aram Hazim, aparte de ser todo un poco más caro, el proceso de comprar una computadora e instalar el servicio de Internet en su casa es idéntico al que se llevaría a cabo en cualquier otro país. Sin embargo, cuando se le pregunta por la impresora, alza la ceja, sacude la cabeza y dice: "Tú sabes que los particulares no pueden tener impresoras y copiadoras porque son peligrosas para la revolución".
 
Lo que sí parece claro es el interés del gobierno por promover a la isla como una incubadora. En palabras de Juan Fernández González, "nos interesa mucho la idea de la incubadora, pero hecha a nuestra manera".
 Lo importante es que puede llegar a funcionar. Y el caso de Sajo es, para algunos, la prueba de que funciona. Pero para que esto pase de ser un símbolo a una tendencia contundente se requieren muchos más casos similares.
 
El gobierno, además, tiene que fijar unas reglas de juego claras, que permitan determinar cuáles son las características que hacen de la isla una alternativa atractiva. No son suficientes unas declaraciones genéricas y un húngaro enamorado de la isla para que los capitalistas de riesgo giren de sus chequeras.

 
 
     









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